Podemos encontrar, como en debates bióticos, unas posiciones enfrentadas: los que aceptan la clonación y todas sus variantes como una nueva alternativa para la reproducción, que incrementa la capacidad electiva del ser humano; los que aceptan algunas de ellas bajo determinadas circunstancias; y los que consideramos que el acto de clonación es ilícito en sí mismo, que no puede ser justificado ni por circunstancias especiales ni por fines subjetivos, por muy nobles que éstos sean.
La clonación, como conclusión, aporta distintas innovaciones clínicas y mejoras en la salud a pesar del evidente dilema bioético.
No hay duda de que es un proceso complicado de manipulación de un embrión y la pregunta radica en: ¿La clonación hará más fácil la vida humana?
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